UN ENFOQUE EN LA CAPACITACIÓN DE LOS DIRIGENTES SCOUTS.

Por: Jorge Ramón Insignares S.
Miembro de la Comisión Interamericana de Adiestramiento. 1.989
Es necesario que, antes de proponer un cambio en el método utilizado hasta hoy para capacitar a los adultos que tienen en sus manos la responsabilidad de llevar el Programa Scout a los muchachos y proporcionarles actividades que mantengan su interés y les aseguren una permanencia no menor de tres años en el movimiento, que dejen en ellos una huella imborrable de los Principios Fundamentales del Escultismo, hacer un análisis retrospectivo de lo que se ha logrado desde 1.919, cuando, en agosto y bajo la inspiración del  propio Baden-Powell, se dictó en Gilwell Park  el primer curso de la insignia de Madera para dirigentes Scouts, iniciando lo que se ha conocido como el "Adiestramiento o Esquema de la Insignia de Madera".

B-P parte de la premisa de que el adiestramiento de los adultos debe hacerse "Ayudando a los hombres a convertirse en muchachos para que ellos  a su vez  ayuden a los muchachos a convertirse en hombre".

Bajo este principio, la manera utilizada para capacitar a los adultos que desean o han aceptado ser dirigentes scouts, los obliga a tomar el rol de  un niño, muchacho o adolescente, según se trate de un curso para dirigente de Lobatos, Scouts o Rovers.

En el caso de un curso para dirigentes de Manada, el ADULTO, indistintamente de su edad, experiencia, limitaciones físicas, grado de instrucción, tiene que convertirse en un Lobatos (niño de 7 a 10 años), actuar como tal, jugar, competir, disfrazarse, hacer representaciones y danzas. Eso ha sido lo tradicional hasta ahora.

Todo esto, para que los dirigentes noveles entiendan que el niño entre 7 y 10 años, le gusta el juego la fantasía, hacer ruidos, competir, hacer manualidades y que tienen una gran imaginación.

Hemos ideado colocarle a los adultos insignias de seisenero, subseiseneros y demás símbolos, propios de los niños y a investirlos como Lobatos para demostrarles como es la ceremonia respectiva.

Más de una vez he visto que se ha incitado a una señora de cierta edad hacer el Gran Aullido o Gran Clamor (ceremonia de saludo de los Lobatos al Jefe de la Manada), sin tomar en cuenta sus limitaciones personales.

Si damos un vistazo al curso de Tropa, no se ha hecho menos a este respecto. El adulto llega e inmediatamente lo convierten en un "Boy Scout", le entregamos un bordón (madero de 1.50 m de largo, que tiene mucha utilidad en campamento y en determinados servicios públicos), el cual debe llevar durante todo el tiempo que dure el curso. También le entregamos cintas de patrulla, a veces le pedimos que se quite del uniforme sus distintivos como dirigente scout que es, para portar los que llevan los muchachos, p. ej. cinta de guía o subguía de patrulla, y para hacerlo más real debe gritar, correr, jugar, cantar, competir y actuar como el muchacho entre 10 y 15 años, ganando puntos la patrulla que mejor lo haga. Pero detrás de eso hay un grupo de dirigentes "adiestradores", capacitadores, instructores o facilitadores que asumen  el papel de jefes de la tropa ideal.

Simplemente estamos demostrando cómo un adulto es capaz de dirigir a otros adultos, cuando éstos toman el papel de los muchachos.

Todo para que quien está en período de aprendizaje, entienda que el sistema de patrulla es típico de la tropa y es un buen método para trabajar en equipo.

En el Clan, la situación no varía mucho. Por las características del programa scout en la unidad de los mayores, la situación no es tan grave, pero siempre tenemos la tentación de situar al adulto en el plano del muchacho, dirigido por otros adultos. Se los ha tratado como Rovers y han  realizado actividades propias de los adolescentes, sin la presencia o compañía de ellos.

Todo esto nos ha conducido, en mi opinión, a realizar una evaluación en un terreno falso. Es decir, hemos evaluado al adulto para aprobarle su actuación como educador y autorizarlo formalmente a trabajar con  y para el muchacho, de acuerdo a la actitud asumida dentro de un curso donde le hemos pedido que asuma el papel de un muchacho.

¡Qué error más grande hemos cometido! Estamos evaluando a un individuo situado en un escenario imaginario, totalmente fuera de su realidad, de su hogar, de su trabajo, de su comunidad. El participante está disfrutando de unos días muy felices, apartado de todos sus problemas y obligaciones como el adulto educador que esperamos sea. Evaluamos su comportamiento dentro de ésta situación con el riesgo de equivocarnos (como ha sucedido muchas veces). De algo si estoy seguro: no estamos evaluando al dirigente en función de lo que esperamos de él, de su trabajo con los muchachos, de sus esfuerzos para ayudarlos a crecer y progresar en su Plan de Adelanto, del número de jóvenes que permanecen en el Escultismo motivados por las actividades que realiza o induce.

"Se terminó el curso, se terminó la fantasía, hay que volver a casa". Dura realidad ante la cual muchos muestran signos de resistencia. Y me pregunto: ¿Será esta la razón  por la cual algunos participantes lloran al concluir el curso?.

Después de más de veinte años involucrado en este método de capacitación de dirigentes Scouts, yo me hago las siguientes preguntas:

  • ¿Por qué muchos adultos, al poco tiempo de recibir la Insignia de Madera, abandonan el Escultismo?
  • ¿Dónde están todos aquellos que han participado en los cursos que se han dictado en estos 20 años?
  • ¿Por qué, al recibir la Insignia de Madera, el paso siguiente parece ser incorporarse al Equipo Nacional de Adiestramiento, abandonando el trabajo con los muchachos?
  • ¿Por qué muchos adultos que asisten al primer curso del Esquema de Capacitación, no vuelven al siguiente?
  • ¿Estaremos utilizando acaso un método para seleccionar a los menos calificados y estaremos dejando a un lado a los mejores, por el simple hecho que no se prestan a asumir un rol sobre etapas ya superadas en su vida?
  • ¿Fueron o son los cursos un sitio de recreación y no de formación?
  • ¿Por qué existen casos como el de aquellos adultos que se integraron en equipos y aceptaron como reto ir a todos los cursos juntos; inclusive, le pusieron nombre al equipo y así eran conocidos en la asociación y permenecieron juntos hasta que obtuvieron la Insignia de Madera? ¿Dónde están ahora? ¿Qué están haciendo por el Escultismo?
  • ¿Por qué en la mayoría de las reuniones del Grupo Gilwell ha sido costumbre recordar lo divertido que fue "mi" curso, cuánto disfrutamos y las travesuras que hicimos?.
  • ¿Por qué para algunos dirigentes lo importante es tener "tacos" (símbolo internacional de la Insignia de Madera) y creer que, entre más tacos se tienen, mas poder o dominio de la verdad se posee?
  • ¿Por qué algunos dirigentes no se quitan  la Insignia de Madera (sus tacos) ni para ir a la playa?
  • ¿Por qué algunos dirigentes consideran que capacitarse es un "plan de adelanto para adultos" dentro del Escultismo?
  • ¿Por qué en algunas  asociaciones los portadores de la Insignia de Madera se han convertido en grupos privilegiados?

A quienes tengan dudas sobre lo que me preocupa, los invito a ver las fotos de su propio curso de Insignia de Madera, y comprobar cuántos de sus compañeros o alumnos aún están trabajando por el Movimiento Scout Mundial.

Definitivamente, creo honestamente que no debemos continuar haciendo lo mismo.

Por supuesto, debemos estar conscientes de que habrán muchos dirigentes, nuevos y viejos, que se opondrán a todo cambio, porque romper con las tradiciones no es cosa fácil; tememos "pecar" si lo hacemos..

Personalmente creo que nos hemos equivocado y debemos hacer las correcciones necesarias si en verdad deseamos aplicar lo que tantas veces hemos oído decir, que el "Adiestramiento está en función del programa".

MIS RECOMENDACIONES

  1. Diseñar esquemas de capacitación donde el adulto no pierda en ningún momento su rol de dirigente y educador.
  2. Que se aplique el Método Scout en la Capacitación, especialmente lo de "Aprender haciendo". Es decir, que las prácticas se realicen con niños, muchachos y jóvenes, provenientes, de la misma comunidad. Esto obligaría a preparar mejor las actividades de capacitación formal, y haría necesario involucrar adultos de la comunidad de donde provengan los muchachos, con miras a dejar funcionando nuevas unidades scouts. De esta manera, también  haríamos labor de expansión cuando realicemos actividades de capacitación.
  3. Promover ampliamente la capacitación informal y el aprendizaje a distancia. Es decir, las mesas redondas, talleres, círculos de estudio, lecturas dirigidas, seminarios, entre otros. Y promover los cursos como un medio y no un fin.
  4. Los esquemas de capacitación deben ser diferentes de acuerdo a cada rama (sección), por las mismas características del niño en edad de scout y del adolescente en edad Rover.
  5. Debemos definir muy bien los objetivos de la capacitación del dirigente de Unidad y las del Jefe de Grupo y Miembros de Comités, así como las metas que ellos deben alcanzar en cada etapa del esquema.
  6. Al adulto que asiste a un curso se le debe dar un certificado de participación satisfactoria en todas las actividades de capacitación formal y de aprobación de la etapa, luego que demuestre haber cumplido con las metas respectivas, porque éstas están en función del trabajo con los muchachos y no por su actuación durante una determinada  actividad. 
  7. Debemos descentralizar y delegar responsabilidades, entendiendo que el Jefe de Grupo, el Consejo de Grupo y el Comité de Grupo son, respectivamente, la persona y los organismos, más cercanos de supervisión y de evaluación de la actividad de un dirigente de Unidad (sección). Por tal motivo,  son ellos quienes deben jugar un papel importante y asumir una responsabilidad ineludible en la evaluación de las metas fijadas por la asociación.
  8. Debemos entender la importancia que es la capacitación de los dirigentes que trabajan directamente con el muchacho. Por tal motivo, no podemos limitar la realización de actividades de capacitación solamente cuando contemos con gran número de adultos para realizar la misma, cuando en realidad, en una localidad o comunidad, existan pocos Grupos o Unidades Scouts, que no permitan reunir los 18 dirigentes de manada o de tropa, o 12 dirigentes  de Clan. Al no haber ese número suceden normalmente varias cosas: no se realizan actividades formales de capacitación, o se suspenden los cursos por no llegar a la cantidad ideal de participantes. Pero a cambio de esto, hay muchos muchachos dispuestos a participar en una actividad scout de fin de semana, organizada por dirigentes conocedores del Programa Scout (instructores, adiestradores, capacitadores, facilitadores) que bien pueden tener como ayudante a aquellos que están en período de aprendizaje y para quienes se contempla un programa especial de capacitación in situ.
  9. Cada asociación debe evaluar las actividades o cursos que tienen diseñadas para los muchachos, que faciliten también el entrenamiento continuo de algunos dirigentes.
  10. Cada asociación debe fijar su propia política o normas a seguir en esta materia, las cuales deben ser respetadas por todos aquellos que asuman la responsabilidad de capacitar a nuevos dirigentes Scouts.  Para ir unificando criterios, la asociación debe promover y realizar actividades regionales o nacionales donde participen todos los capacitadores.
  11. Los manuales de los cursos no deben caer en el error de reproducir los textos que ya están escritos en los distintos libros de cada rama. Esto es duplicar esfuerzo y gastos. El equipo de instructores debe manejar la literatura existente y demostrar a los nuevos dirigentes, cómo usarla y aplicarla.  Los manuales deben estar a disposición de todos los interesados y no ser materia "secreta" sólo al alcance de unos cuantos. Debe incluir los propósitos, objetivos, metas y contenido, los cuales deben respetarse, dejando  a los instructores en libertad de adaptarlos al medio y a los recursos existentes.
  12. Los equipos de dirección deben estar familiarizados con el Manual Internacional de Adiestramiento y el Manual de Programa.
  13. Los cursos Nivel I y Nivel II para Capacitadores deben contemplar los cambios necesarios para responder a la política fijada por la asociación  y dictarse con la frecuencia necesaria para así tener el número ideal de capacitadores calificados.

Estoy consciente que lo expresado es mi punto de vista personal y agradecería me hicieran llegar sus comentarios al respecto. Deben existir ideas mejores o resultar que ya esto lo están aplicando en algunos países. aunque lo desconocemos.

Pienso que nadie es poseedor de la verdad absoluta o tiene la solución ideal en sus manos, pero entre todos podemos acercarnos al camino correcto que recorrer para cumplir con la misión propuesta.

Caracas 1.989

NOTA IMPORTANTE

Hoy es 20 de marzo de 2.002, me ha motivado publicar nuevamente este artículo, sin hacerle cambios al original, los comentarios escuchados en la pasada Asamblea Scout Nacional realizada en Puerto La Cruz, Estado Anzoátegui, por varios dirigentes de nuestra Asociación de Scouts de Venezuela, que han visto perder dirigentes buenos por que fueron reprobados en determinado curso. Situación ésta que había sido superada años anteriores en nuestra Asociación. También, porque un buen dirigente de los nuestros me comentó que se comenten los mismos errores porque la gente no escribe. Hay conceptos que hoy no se aplican en la estructura de la ASV, como son el Comité de Grupo, y una asociación sólo abierta a los niños, muchachos y jóvenes del sexo masculino. Hoy somos una institución abierta a todos los jóvenes.